lunes, 9 de mayo de 2011

NOCHE DE LLUVIA        


  Dicen que según la hora, día y lugar de nacimiento tu destino está escrito. Sin embargo soy de las personas que piensan que tu vida se rige por las decisiones que tomes en un momento dado. Por eso he procurado, aunque no siempre lo he conseguido, meditar todas ellas para evitar que ese destino escrito, no sé bien donde, lograra sus objetivos.
      Pero, ¿realmente mi comportamiento no estaba escrito? ¿todas mis decisiones fueron mías ó se sabía de antemano cuales serían?¿ sería cierto que lo que decidía era fruto de mi libre albedrio ó estaba en un error?.
      Nací una noche de luna llena, la lluvia golpeaba con fuerza los cristales, los truenos retumbaban por toda la casa y los relámpagos inundaban la estancia donde mi madre me alumbró al mundo. No lloré, simplemente respiré y dejé que me limpiaran sin  el menor gesto de incomodidad. Mi abuela estuvo presente acompañando a mi madre en el parto,  obedeció cortésmente a la matrona en todas sus indicaciones y sólo se acercó a mi lado cuando ésta le dio permiso. Me tomó en sus brazos y me acercó a la ventana, en ese momento un trueno resonó en la estancia seguido de un relámpago que iluminó mi cara. Pero ni siquiera esto hizo que soltará ni un mínimo sonido de mis labios. Fue entonces cuando mi abuela le dijo a mi madre:
_ Tu hija será fuerte, decidida, inteligente, pero no tendrá suerte en la vida, Y aunque luche contra su destino, éste ha decidido por ella.
 Mi madre la miró con cierto desdén, le pidió que me llevara a sus brazos y le dijo que se dejara de tonterías, sólo era un bebé con toda una vida por delante.
  Sin embargo las palabras de mi abuela se han ido cumpliendo, a pesar de poner todo mi empeño en que no fuera así.
  Fui una niña inteligente, estudiosa y nada mojigata, cuando un niño se acercaba a mi lado e intentaba hacerme algo sacaba toda la energía necesaria para impedir que lograra su objetivo.
  Mi adolescencia no fue lo que me hubiera gustado que fuera, no logré interesar a ninguno de los chicos que pensaba podían enamorarse de mí.  Decidí entonces dedicarme a mis estudios y posteriormente a mi trabajo al cien por cien. Pero pese a mis esfuerzos y dedicación no he logrado en todos estos años subir de puesto en mi empresa. Mi vida se había convertido en un ir y venir a trabajar, fines de semana comiendo con mis padres o mi hermana y alguna salida al cine con la única amiga que he logrado tener en mi vida, cuando su marido podía hacerse cargo de su bebé.
  Una tarde al volver a casa perdí el autobús y decidí regresar dando un paseo. Había tenido un mal día, necesitaba despejar mi mente y respirar aire. A mitad de camino la lluvia hizo acto de presencia, no me importó, siempre me había gustado caminar bajo la lluvia. Atajé por el parque, miré el columpio y sentí unas ganas inmensas de subirme a él. Era tarde, llovía y no había nadie en el parque, así que lo hice. La lluvia era cada vez más intensa, empezaron a sonar truenos, vII varios relámpagos y me sentí tranquila, como hacía muchos años que no me sentía.  Y de pronto un rayo cayó sobre mí, perdí el conocimiento y tras unos minutos la vida.
 No me encontraron hasta la mañana siguiente. Nací una noche de tormenta con la luna llena, y morí en una noche tormentosa de luna nueva. No tuve suerte en la vida como dijo mi abuela, pese a luchar contra mi destino, no pude evadirme de él.